Ahí o aquí

Ahí te quedas, con tu agonía y tus manías, con tus noches sin luna, con tus preguntas sin respuesta. Aquí me quedo, contemplando la sonrisa que no vacila, la llamada que no se pierde, el cariño que se termina.

Ahí te dejo, esperando junto al árbol que se agita, cantándole a las estrellas, desflorando vergeles que se marchitan. Aquí me dejo, al lado del amanecer que me calienta, derrotando lo imposible, deshaciendo la maleta.

Ahí te abandono. Frente al mar, mientras descifras las olas mordiendo el polvo que nunca echamos, calmando ansias, cegando dudas. Aquí me abandono, entre líneas que se difuminan, pobres y orgullosas, aunque estén malheridas.

Ahí te renuncio, visitando las horas, viéndolas morir, acampando a la vera del hastío de un nuevo mañana sin presencia. Aquí me renuncio, al lado de mi veteranía y mis rarezas, de mi inmadurez imprecisa, de mi imprecisa tristeza.

Ahí te descuido, te marcho, te alejo, te cedo, te prescindo. Aquí me cuido, me marcho, me alejo, me concedo, y te prescindo.

Ahí… aquí…